MINIATURAS
DE ILOSBASCO.
Sitio
de origen.
Ilobasco: Este municipio se encuentra a unas 30 millas o 48
kilómetros al este de San Salvador, es considerado la “Cuna de la Artesanía” de
El Salvador, en el que destaca la técnica de “La Miniatura”.
Por más de 100 años el municipio de Ilobasco, en el
departamento central de Cabañas, ha tenido generaciones dedicadas al 100% a la
elaboración de todo tipo de artesanías utilizando el barro o arcilla como
materia prima.
Algunos documentos y archivos parroquiales
revelan la existencia de Ilobasco desde poco antes de 1770 y su obtención del
título de ciudad al menos un siglo después.
Técnicas.
La miniatura es una técnica moderna única en Centroamérica,
que consiste en moldear figuras no mayores a cinco centímetros. Estas figuras también
forman parte de las “sorpresas” cubiertas con una pieza de arcilla pintada con forma de una
fruta, un huevo o incluso una casa que contienen una variedad de figuras,
representando la vida cotidiana. De igual manera existen los llamados “cuadros”, son
maquetas que recrean escenarios complejos que reproducen plazas de pueblos,
ambiente de trabajo o eventos históricos.
La miniatura es una técnica moderna única en Centroamérica,
que consiste en moldear figuras no mayores a cinco centímetros. Estas figuras también
forman parte de las “sorpresas” cubiertas con una pieza de arcilla pintada con forma de una
fruta, un huevo o incluso una casa que contienen una variedad de figuras,
representando la vida cotidiana. De igual manera existen los llamados “cuadros”, son
maquetas que recrean escenarios complejos que reproducen plazas de pueblos,
ambiente de trabajo o eventos históricos.
Artista iniciadora.
María Dominga Herrera, doña Minga, fue la pionera de las sorpresas miniatura. Nació en Ilobasco el 4 de agosto de 1911 y era hija de madre ceramista, María Teresa Herrera, y padre alfarero, Lucio Rivas.
Comenzó a la edad de 6 años a moldear el barro, a los 13 años, en 1924, ya era una destacada miniaturista, dejando una invaluable herencia que ha influido en las generaciones posteriores de ceramistas ilobasquences.
El trabajo de Herrera le valió reconocimiento,
incluso fuera de las fronteras de El Salvador. En 1944, su trabajo fue incluido
en el National Geographic. En esa oportunidad, la prestigiosa revista envió a
dos delegados al país, quienes destacaron su obra. Un ejemplar original de esa
revista y otras publicaciones locales junto con instrumentos utilizados para
este minucioso trabajo están en el museo.
Falleció el 11 de mayo de 1982.
RELEVANCIA HISTÓRICA.
La fabricación del muñeco de barro empezó a mediados del siglo XIX con la elaboración de los llamados “misterios” o “nacimientos” del niño Jesús. En principio, los artesanos solamente incluían a los personajes bíblicos, pero, poco a poco, empezaron a incorporar campesinos, viejitos, borrachos, indias y “cosas de la televisión” que representan la cotidianeidad del pueblo salvadoreño.
Imberton explicó que en ese entonces la investigación de carácter histórico y antropológico estuvo a cargo de Gregorio Bello Suazo, quien era el presidente de INAR en ese momento. Mientras, la parte artística, de formación y seguimiento a los artesanos estuvo a cargo de César Martí. A esto se sumó una museografía corta pero concreta. Lo que permitió que el público se sorprenda de la belleza de lo pequeño.
En la foto vemos el proceso del migrante: se despide en El Salvador, huye de la policía en Guatemala, cruza el río en México, encuentra apoyo en EE.UU. y trabaja como obrero.
Diferentes profesiones y oficios representados en las miniaturas.
El tema de las miniaturas depende del “gusto del cliente” porque el ingenio de los artesanos es ilimitado. En la foto, la visita del papa Juan Pablo II.
Según Imberton, los miniaturistas quisieron
crear piezas tan innovadoras como la recreación de la firma de los Acuerdos de
Paz en 1992 o una réplica exacta del zoológico, cuando todavía formaban parte
de este Manyula y Alfredito.
La
relevancia histórica de estas miniaturas radica en los diferentes
acontecimientos históricos, tanto políticos como culturales, representados en estas figuras, además de la cultura que transmiten por medio de
escenas cotidianas, por lo cual, los artesanos se transforman en cronistas al elaborar este arte popular, quienes le ponen esmero y dedicación, trabajando hábilmente en cada detalle de las miniaturas. Y es que por
ello, en la entrada de esta sala permanente, puede leerse: “Lugar donde podrá
conocer una historia muy grande contada de la manera más pequeña”.
Fuentes de información:
Museo de Arte Popular.
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